La lucha social de los trabajadores argentinos, a lo largo del tiempo, ha generado importantes precedentes para regular las condiciones laborales mínimas, con el acuerdo de las partes, teniendo como eje rector las leyes establecidas.
En este sentido, la Constitucional Nacional es clara en el Artículo 14 bis, y afirma que: “El trabajo en sus diversas formas gozará de la protección de las leyes, las que asegurarán al trabajador: condiciones dignas y equitativas de labor”.
Hace unos días atrás, Alberto Catriel, de la localidad de Maquinchao – Región Sur de Rio Negro- posteó en su muro de facebook una realidad que atraviesan los trabajadores durante la época de la esquila. Una foto con un relato, escueto, contundente, exponen la precariedad de los trabajadores en estancias que tienen miles de cabeza de ganado lanar. Propiedad de pseudos señores feudales.
En su publicación Catriel, describe cómo son las condiciones paupérrimas de los peones rurales, dónde tienen que pasar sus días en la búsqueda de un sustento para su frágil economía familiar. Las condiciones que muestra son inhumanas, a la intemperie, indignarte para quién se jacte de amor al prójimo.
Tal vez, sea tiempo de revocar viejas prácticas y exigir condiciones mínimas de los que más tienen, de los que han amasado fortunas a costa de mano de obra barata en la región sur. Es tiempo de desnaturalizar la precariedad laboral de los trabajadores rurales.
La publicación:
Por: Lago Rafael/Choiquenet