Por: Carlos Macusaya, Bolivia. (*)
¿Recuerdan ese episodio de Los Simpson en el que Nelson dice: “pues quemen la bandera si eso quieren, pero antes mejor quemen algunas otras cosas…”? Después de que quemaron la Wiphala me quedé con las ganas de decir: quemen la Wiphala si eso quieren, pero antes mejor quemen algunas otras cosas. Quemen las avenidas y carreteras, quemen las plazas y los edificios, quemen sus viviendas y las ciudades, porque nada de eso existiría si los “indios de mierda” no lo hubieran construido.
Hoy se sigue viendo el “problema indígena” como una cuestión de minorías étnicas perdidas el algún lugar remoto y ajeno a las ciudades; sin embargo, las ciudades en Bolivia fueron, literalmente, levantadas por los “indios de mierda”. Y es que cuando se habla de “indígenas” se piensa en exotismo, en cosas que estarían en el mismo estado que alguna pieza de museo o que deberían estar en los museos. Me atrevo a decir que, incluso, se cree que los “indígenas” serían auténticos por su “virginidad cultural” y esa “cualidad” debería ser preservada a toda costa (para que los turistas, académicos y no académicos, la “disfruten”).
Pero, muy a pesar de los indiólogos y los “por-indígenas”, la “indiada” no está ocupada en preservarse como o si fuera una pieza de museo ni busca resguardar algún tipo de “virginidad cultural”. Como “indio de mierda” me parece que en eso vale la pena poner atención, en lo que los racializados hacen, en cómo en los hechos destrozan los estereotipos racistas y esto sucede, principalmente (no exclusivamente) en las ciudades.
No somos el pasado, pero eso no quiere decir que no tenemos historia. Nuestro presente está condicionado por lo que pasó antes y eso no lo podemos cambiar; pero, lo que pueda ser el futuro se disputa hoy y hoy abrimos caminos sobre lo que ya hicieron nuestros padres y abuelos. No venimos de “la nada” ni vamos a hacer algo de “la nada”. La disputa por lo que pueda ser el futuro debemos encararla desde esa realidad.
(*) Carlos Macusaya Cruz, militante indianista y katarista, es miembro del grupo Jichha. Estudió, formalmente, comunicación Social en la Universidad Mayor de San Andrés (La Paz) y escribió varios ensayos referidos a los movimientos indianistas y kataristas, así como a racismo, identidad y descolonización. Es autor de los siguientes libros: “Desde el sujeto racializado. Consideraciones sobre el pensamiento indianista de Fausto Reinaga” (2014); “Del indianismo al pensamiento amáutico” (2015); “El indianismo katarista” (2016), en coautoría con Pedro Portugal; y “Batallas por la identidad. Indianismo, katarismo y descolonización en la Bolivia contemporánea” (2019).